En su Teofanía , Teccam habla de los secretos y los llama <<Tesoros dolientes de la mente>>. Explica que lo que la mayoría de gente considera secretos no lo son en realidad. Los misterios, por ejemplo, no son secretos. Tampoco son los hechos poco conocidos ni las verdades olvidadas. Un secreto, explica Teccam, es un conocimiento cierto activamente ocultado.
Los filósofos llevan siglos cuestionando su definición. Señalan los problemas lógicos, las lagunas, las expediciones. Pero en todo este tiempo ninguno ha conseguido presentar una definición mejor. Quizás eso nos aporte mas información que todas las ocasiones juntas.
En un capitulo posterior, menos conocido y menos discutido, Teccam expone que existen dos tipos de secretos. Hay secretos de boca y secretos del corazón.
La mayoría de secretos son secretos de boca. Chismes compartidos y pequeños escándalos susurrados. Esos secretos ansían liberarse al mundo. Un secreto de boca es como una china metida en un zapato, al principio apenas la notas. Luego se vuelve molesta, y al final insoportable. Los secretos de la boca crecen cuanto mas los guardas, y se hinchan hasta presionar contra tus labios. Luchan para que los liberes.
Los secretos del corazón son diferentes. So íntimos y dolorosos, y queremos ante todo, esconderlos al mundo. No se hinchan ni presionan buscando una salida. Moran en el corazón y cuanto mas se los guarda, mas pesados se vuelven.
Teccam dice que es mejor tener la boca llena de veneno que un secreto del corazón. Cualquier idiota sabe escupir el veneno, dice, pero nosotros guardamos esos tesoros dolorosos. Tragamos para contenerlos todos los días, obligandolos a permanecer en lo mas profundo de nosotros. Allí se quedan, volviéndose cada vez mas pesados, enconándose. Con el tiempo, no pueden evitar aplastar el corazón que los contiene.
Los filósofos modernos desprecian a Teccam, pero son buitres picoteando los huesos de un gigante. Cuestionad cuanto queráis: Teccam entendía la forma del mundo.
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