Hijos del Zierzo nos ponen fronteras,
pero volamos sobre todas las verjas,
pero tiramos todas las vallas
intentamos esquivar la metralla.
Y cada uno es de su ciudad
de su propio barrio
de su propia miseria
de los libros que ha leido
y de la gente con la que se junta.
Hijos del Zierzo, no estamos perdidos
bajamos de las montañas a nuestros nidos.
De asfalto y cemento,
de nieve helada y sol hierviente.
Nos han quitado la lenngua
y nos ha tapado la boca
con mil tipos distintos de sustancias,
pero recordamos el aliento de la vida.
Hijos del Zierzo, no olvidamos
sabemos de donde venimos.
De imperios sobre la tierra y el mar,
de antigua y noble sangre.
Nos han querido enterrar
en falsas ideas escritas para engañarnos
para engañar al mundo
y hacernos desaprecer sin jugo alguno.
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