De nuevo, porque si, lo que dure y que vaya bonito.
Antes solía escribir y mucho. Siempre he sido de mucho leer. Y como ante todos las artes, el espectador, admirando su grandeza y la pequeñez de si mismo se pregunta: ¿Podrían estas toscas manos, podría esta mente medio hueca de belleza, podría este anima simple, algo de tal transcendencia?
¿Podría yo, mortal, dejar mi huella de tinta en unos centímetros de papel? Dejar mi alma guardada. Crear de la fría roca, la mas pura expresión de la belleza de la grandeza del hombre, superior incluso a la mano inexorable del tiempo o a la misma y tan horrible mano del propio hombre.
Y dejar aunque solo fuese en una persona, una semilla, un germen, para seguir vivo, aún después de la despiadada muerte.
¿Podría yo, mortal, llegar a tal proeza, tras años de fiel lectura y practica?
Yo que he intentado tanto tiempo seguir la senda. He sentido alivio y alegría ante las lineas. Creando, absorto, sublime, por encima de todas las cosas.
Pero esta pobre mía, tan pronto quita como concede con el capricho de las musas o el capricho del insomnio inmisericorde y lento. Me carcome la angustia de ser solo un contenedor hueco.
Mas yo os digo que no dudare en inventarlo. Mientras haya un resquicio lo suficientemente pequeño para poder ver la luz, mientras haya una sola semilla enterrada entre las ruinas del fracaso mas absoluto. Y si caigo en el camino y no puedo ya levantarme, que mis textos sean testigo de mis intentos.
Que deje tras de mi en ellos mi alma y en otro rincón, vació y hueco como una cascara mi cuerpo inerte y mis textos llenos de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario