Un día soñé que era un tipo muy poderoso, dirigía las vidas de la gente, conocía a todos los peces gordos del país porque con mi influencia los ponía y los quitaba.
Un día de estos fui demasiado avaricioso, tanto que jugué con un dinero que no era mio y lo perdí, pero tan poderoso como era aun fui mas avaricioso y seguí con lo mio sin ningún escrúpulo.
Ese día cogí mi teléfono y amenace a todos esos putos peces gordos que había colocado, había que actuar con calma, ellos creían hacerlo pero ahí era yo el que mandaba, yo era el puto jefe. Les exigí dinero para poder pagar mi factura, para poder tapar la cagada, el pollo que había montado. También les exigí que ahogaran a mis clientes para que no tuvieran mas cojones de venir a mi, a pedir mi ayuda, a arrastrarse por mi favor. Y mientras tato yo expandía mi imperio por todo el mundo, explotaba los jóvenes talentos, esquilmaba países, arruinaba a familias enteras, aplastaba a todo aquel que me opusiera resistencia.
Ningún juez podía juzgarme, yo financiaba a los que hacían la ley, yo dictaba la ley, mi dinero controlaba todo eso.
Podía en verdad joder a mucha gente, mucha gente que dependía de mi, yo no respondía ante nadie.
Y tenia todo lo que cualquiera pudiera desear, yates, mansiones, empresas de todo...
Comía cada poco tiempo con el Rey, con el presidente que mi dinero había empujado a su sitio, con toda la elite del país hablaba tranquilamente.
Y toda esa gente no tenia absolutamente nada que hacer contra mi, yo era un ejemplo, aunque mucha gente me envidiaba y aun mas gente quería verme muerto o arruinado.
Era el amo, el capo, el jefe, el Padrino, Dios... que diablos estaba por encima de Dios. Era intocable, impune, omnipotente...
"Pues era un sueño de puta madre"
Ya te digo, ojala fuese de verdad, ojala algún día pudiera ser un banquero.
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