Correspondiente al 19 de Octubre de 2013 y escrita el 22.
Hoy os traigo una historia, un cuento, que no es obviamente mio, si no que es un cuento sufí , legado de una tradición muy antigua.
Lo oí por primera vez en un programa de radio y al día siguiente me obsesione con buscarlo. Internet tiene esa magia, puede ser entre mil cosas una biblioteca enorme.
No es un cuento que no haya contado nunca ni mucho menos. Como todos lo he intentado contar en la ocasión correcta.
Esta noche puede ser esa ocasión o cualquier otro día a cualquier otra noche. Lee el cuento atentamente y dejate sorprender no vas a arrepentirte de haberlo hecho y vas a salir de aquí aprendiendo una valiosa lección, que no mucha gente sabe pero que vale mas que el oro.
Sin mas introducciones que lo único que hacen es arruinar este bello y antiguo cuento, os dejo con el, si he de comentarlo lo haré en otra nota, para no ensuciarlo.
Había en una gran ciudad un maestro que vivía en una gran casa. Todos los días personas de cualquier lugar o nacimiento venían a pedirle consejo. Desde reyes hasta limpiadores de zapatos. Desde cualquier parte del mundo conocido.
Uno de ellos era un joven con aspecto descuidado.
- Vengo sabio maestro porque todos mis conocidos dicen que no sirvo para nada, que no hago nada bien que soy un torpe y tonto. Y estoy profundamente triste... ¿Que puedo hacer para que me valoren? ¿Como puedo mejorar y ser mas valioso?
El sabio sin ni siquiera mirarle a los ojos farfullo.
-No tengo tiempo para estas menudees. Tengo problemas mas importantes que resolver que el tuyo. Sin embargo si me ayudas haré lo mismo contigo, pues además de sabio soy generoso.
-Haré lo que pueda maestro. - Contesto el joven, sintiendo aún mas inútil y desgraciado.
-Tengo aquí un anillo en la mano que quisiera vender. No es gran cosa pero me gustaría obtener de el una monedas de oro. Vete con el al Zoco y pregunta por los puestos cuanto estarían dispuestos a pagar por el anillo. Eso si, no quiero que lo vendas, solo averigua el precio y traérmelo de vuelta.
El joven cogió el anillo y se dirigió al Zoco con el anillo. Muchos mercaderes no le hacían caso. Otros lo echaban de sus puestos cuando oían lo de la moneda de oro. Un mercader le ofreció dos de cobre y un conocido mercader le confeso que nadie daría nunca una moneda de oro por ese anillo ya que la moneda de oro era demasiado valiosa el podría ofrecerle una moneda de plata como favor personal.
Derrotado y acostumbrado a ello el joven volvió con tristeza y regreso a la casa del Sabio que le atendió personalmente . El nunca podría reunir la moneda de oro de su propio bolsillo, había fallado otra vez.
- Quedate el anillo, quizás no sepamos el verdadero valor del anillo. Monta en uno de mis camellos y ve a esta tienda del Barrio de los Joyeros. En ella vuelve a preguntar por su precio pero no lo vendas, traérmelo de vuelta.
El joven cabalgo hasta dicha tienda, temiendo que volvería a fracasar en su cometido. Entrego el anillo al joyero que lo examino varias veces.
- Este anillo querido joven es mas valioso de lo que parece. A simple vista puede que valga 70 monedas, sin embargo dado que tienes tanta prisa en venderlo y yo en ganar algo de dinero puedo ofrecerte 58 monedas...
- ¿¿¿¡¡¡58 MONEDAS!!!??? - Pregunto sorprendido el joven.
- Esta bien puedo llegar a 60 pero ni una mas.
El joven se disculpo con el joyero y partió veloz hacia la casa del sabio, por fin había podido lograrlo y recibiría su tan ansiado consejo.
El sabio sonriente recogió el anillo de manos del joven y le dijo:
- Sientate. Tú como este anillo eres una joya, preciosa, única y posees un valor incalculable. Y como tal solo puede valorarte un verdadero experto. ¿Que pretendes intentando que cualquier mercader diga lo que vales? ¿Que haces pretendiendo que cualquiera te diga lo que vales? Pues yo te lo repito, eres valioso y único algo que no puede imitarse ni comprarse y quien no sabe ver eso no merece la pena que te mal compre.
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